23 de febrero de 2012

Cuando el Estado está ausente (Tragedia de Once)

Este es mi humilde homenaje para las 51 personas que murieron en la tragedia del 22 de febrero en la estación de Once, Buenos Aires, Argentina, para los más de 700 heridos y para los familiares y amigos de todos ellos...

Imaginé por un momento, estar en el lugar de las víctimas de la tragedia del 22 de febrero en Once...

Imaginé ser aplastado por toneladas de hierro y por seres humanos, también aplastados por toneladas de hierro...

Imaginé que no sentía mis piernas porque ya no estaban...

Imaginé escuchar gritos, muchos gritos de dolor, espanto, miedo, agonía y muerte...

Imaginé que mi vida dejaba de ser mi vida para morirme...

Imaginé como me moría...

Imaginé estar atrapado varias horas, eternas horas, y que la ayuda llegara tarde, o no llegara, porque no me encontraron...

Imaginé los sueños que se rompieron ese día...

Imaginé las familias que quedaron sin padres, hijos, hermanos, tíos, primos...

Imaginé el dolor de los que perdieron a sus seres queridos en esa tragedia...

E imagino que ninguno, absolutamente ninguno de todos los que tienen clara responsabilidad en esto, imaginaron lo que yo imaginé...

Patricia Patterson, 28-02-2012

Tapa Nº 248 de la revista Barcelona:

A LA DESGRACIA HAY QUE AYUDARLA:

Si Carlos Menem no hubiera privatizado los trenes, si los últimos cuatro gobiernos hubieran controlado a los empresarios inescrupulosos que se hicieron cargo de TBA, si los empresarios no hubieran sido inescrupulosos y hubieran invertido en mantenimiento y renovación de los trenes, si el jerarca de TBA, Claudio Cirigliano no hubiera sido recaudador de la campaña de Néstor Kirchner, si el secretario de... transporte hubiera viajado alguna vez en el Sarmiento, si el tren hubiera frenado, si el tren no hubiera sido de 1950, si el 22 de febrero no hubiera habido trenes, si a todo el conurbano le hubiera dado por faltar a su trabajo, si a esa hora hubiera jugado la selección la final de un mundial, o si, como dijo Juan Pablo Schiavi, hubiera sido feriado, esta “tragedia horrible” de Once, con al menos 49 muertos y 600 heridos podría haberse evitado o al menos no habría sido tan grave.

Tapa de la edición Nº 248 de la Revista Barcelona
Fuente: https://www.facebook.com/note.php?saved&&note_id=312251835498133#!/pages/Revista-Barcelona/369419599554

Accidente ferroviario en la estación de Once, Buenos Aires, Argentina, el 22-02-2012

Cuando el Estado mira para otro lado:

La tragedia que por ahora dejó un saldo de cuarenta y nueve muertos y seiscientos heridos1 no va a cambiar nada en este país.

Siempre estamos lamentando la desidia de los que deben protegernos, y no se hace NADA. Hace poco más de cinco meses la tragedia de Flores2 dejó un saldo de once muertos y más de doscientos heridos. En esa oportunidad un colectivo cruzó la barrera baja y embistió al tren. ¿Falla humana? Si, la del irresponsable conductor del colectivo. ¿Falla mecánica? También, porque esa barrera siempre funcionaba mal. ¿Falta de controles? Sí, pero eso no importa, cuando de responsabilidades se trata, los que deben ejercer el control se lavan olímpicamente las manos…  

Los rieles de los trenes del ferrocarril Sarmiento datan de 19303, los vagones tienen cincuenta años, los trenes son PRIVADOS y tienen SUBSIDIO del Gobierno, pero nadie controla que se hagan obras, que se mejoren las vías, las estaciones, las barreras, los trenes...

En esta oportunidad, tampoco NADIE controla a los que TIENEN QUE CONTROLAR…

La empresa que transporta a los usuarios de la línea Sarmiento (la de los trabajadores humildes, bolivianos y paraguayos que viajan en condiciones lamentables) es la misma que le proporciona aire acondicionado a la línea Mitre que trae también trabajadores, pero de la zona Norte a Capital y que viajan también hacinados, pero en condiciones un poco menos lamentables que los usuarios del Sarmiento. Cabe señalar que la misma empresa, TBA, también tiene la línea Tren a Puerto Madero que:

“Con el objetivo de brindar una calidad de servicio superior y con una inversión inicial superior a los tres millones de dólares (menos de lo que invierte el país en un día en los trenes privatizados), TBA puso en marcha el servicio diferencial Castelar - Puerto Madero, en la Línea Sarmiento. Esta prestación diferencial cuenta con diversos detalles de confort destinados a satisfacer las comodidades del cliente durante el viaje: pasajeros únicamente sentados, aire acondicionado, calefacción, música funcional y servicio de diarios vespertinos”4.  

La misma empresa discrimina; la empresa que adquirió la concesión en los noventa gracias a la política neoliberal de Menem.

Antes el Estado invertía un millón de pesos por día (en el uno a uno, era igual a un millón de dólares por día) para mantener los trenes estatales, con noventa mil empleados y treinta y cinco mil Km de vías ferroviarias EN TODO EL PAÍS.

Hoy el Estado invierte CUATRO VECES MÁS en los TRENES PRIVATIZADOS (casi cuatro millones de dólares o quince millones de pesos)5, con quince mil empleados y mil Km de vías, llevando pasajeros sólo en el área Metropolitana6.

Por supuesto el subsidio DEL GOBIERNO, que TODOS pagamos con nuestros impuestos, NO ALCANZA para pagar los sueldos de los trabajadores de la empresa (mucho menos para hacer obras) pero sí alcanza para los sueldos de los directivos, por supuesto...

Mientras tanto, el secretario de Transporte de la Nación Juan Pablo Schiavi intenta desligar responsabilidades sobre el accidente ocurrido hoy en la Estación de Once, remarcando que: “este tipo de hechos son habituales en todo mundo”, y nos compara con España, Alemania, Ucrania, Italia y Estados Unidos7.

El funcionario se equivoca, debería habernos comparado con la India…

Para el funcionario, QUE NO VIAJA EN TREN, por supuesto, y que por lo tanto DESCONOCE el estado en que se encuentran los trenes y la forma en que viajan los trabajadores, no hubieron fallas mecánicas. Claro, no sea cosa que la empresa tenga alguna responsabilidad en el hecho…

Sea como sea, acá murió mucha gente, gente humilde, que viaja todos los días hacinada, colgada del estribo, a merced del peligro, para ir a trabajar…a trabajar.

Hay muchos heridos, seiscientos heridos, demasiados heridos, muchos graves que tal vez no lo logren…pero ni al Gobierno, ni al secretario de Transporte, ni a ex presidentes, ni a los directivos de TBA les importa… ellos no viajan en tren… y además, los que murieron y los heridos… son pobres, humildes, trabajadores argentinos, bolivianos, paraguayos… qué les importa…

Fuente:

18 de febrero de 2012

El VIH en el Embarazo y Nacimiento

Sencilla ecuación:

Embarazo sin test de VIH ni tratamiento antirretroviral: niños que nacen con VIH

Es obligatorio en Argentina ofrecer el test de VIH a la mujer embarazada.

¡Y es fundamental hacérselo también a la pareja! 


VIH y Embarazo (Parte I).wmv




VIH y Embarazo (Parte II).wmv




El VIH en el Embarazo y Nacimiento

La transmisión del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) de la madre a su hijo se llama transmisión vertical o perinatal, y puede ocurrir en tres momentos diferentes:

  1. Antes del nacimiento, durante el embarazo (transmisión prenatal): ocurre hacia el tercer trimestre. Algunos datos muestran que el VIH puede transmitirse a través de la sangre de la placenta en los primeros quince días de embarazo; sin embargo, menos del 2% de las transmisiones se producen antes del séptimo mes de embarazo.
  2. En el momento del nacimiento, durante el parto (transmisión intraparto): el bebé puede infectarse al exponerse a la sangre de la madre o sus fluidos.
  3. Después del nacimiento, durante la lactancia (transmisión postnatal o postparto): el riesgo de adquirir la infección en niños amamantados de madres VIH+ es del 12 al 26%, y aumenta si la lactancia se prolonga más de 3 meses. El VIH penetra a través de la piel o la mucosa gastrointestinal del recién nacido. La lactancia de hijos de madres VIH+ debe evitarse en países desarrollados; sin embargo, prohibirla en los países en vías de desarrollo es muy complejo, porque muchas veces la lactancia es el único alimento verdadero que recibirá ese niño en toda su vida.
La transmisión del VIH de madre a hijo ha disminuido en los últimos años gracias a las recomendaciones de los organismos de salud instauradas entre 1994 y 1995, a la implementación de programas que orientan y brindan el testeo voluntario a las mujeres embarazadas, y fundamentalmente gracias al tratamiento antirretroviral (ARV) que se ofrece a las madres infectadas y a los recién nacidos.

En 1986 se identificaron los primeros casos de transmisión vertical en la Argentina. Desde entonces, y hasta el año 2009, se informaron 4.093 casos de infecciones por esa vía en el país. La transmisión disminuyó a partir de 1996, cuando se implementó el tratamiento en el embarazo, y cuando posteriormente se sancionó la normativa de ofrecer el test del VIH a las mujeres embarazadas.

Cada año, a pesar de las recomendaciones y del acceso universal al tratamiento, siguen infectándose niños por vía materna: entre 2008 y 2009 nacieron 230 niños con VIH en la Argentina. El problema de la transmisión vertical es la falta de acceso al sistema de salud para una gran cantidad de mujeres en los países subdesarrollados, que no realizan controles prenatales, que no se hacen el test de VIH, o que no acceden al  tratamiento por ignorancia o negligencia del sistema. Hoy no debería nacer ningún niño con VIH en la Argentina.

La prueba del VIH es recomendable hacerla antes de cualquier embarazo, porque pueden existir antecedentes de conductas de riesgo en cualquiera de los dos integrantes de la pareja.

Es fundamental que la futura mamá se realice voluntariamente la prueba del VIH al confirmar su embarazo. El testeo no es estrictamente obligatorio y la mujer embarazada puede negarse a realizarlo; pero el beneficio que se obtiene con el diagnóstico precoz, tanto para la madre como para el bebé, hacen que su realización sea muy importante. La sospecha o la confirmación del embarazo indican que la relación sexual no fue protegida, por lo tanto el VIH pudo haber ingresado durante la misma o estar presente antes del embarazo y ser ignorado por la futura madre.

Muchas mujeres descubren su infección por VIH cuando ya están embarazadas. Por eso es tan importante que se realicen la prueba, acudan al especialista y se informen e inicien el tratamiento para reducir al máximo la transmisión del virus a sus hijos. Es importante también que la prueba del VIH la realice también la pareja sexual de la embarazada y que durante la gestación se utilice el preservativo para evitar posibles infecciones por VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), que pueden afectar seriamente al bebé si no se toman conductas al respecto.

Un resultado negativo al inicio del embarazo no garantiza que esa mujer no se pueda infectar más tarde, si mantiene relaciones sexuales sin preservativo con una persona VIH+ (que puede desconocer si tiene o no el virus), o si toma contacto con sangre infectada. Por eso es recomendable repetir el test del VIH antes de finalizar el embarazo, y tomar las precauciones necesarias para evitar la infección al bebé durante el nacimiento y la lactancia.

Tener un bebé es una decisión muy personal y muchas mujeres infectadas con el VIH deciden quedar embarazadas, tengan o no parejas sexuales con VIH. El tratamiento en la madre VIH+ controlará el virus durante el embarazo y evitará que se presenten infecciones oportunistas que pueden afectar el embarazo o al bebé. Además de ser eficaz, el tratamiento no ocasiona problemas severos de toxicidad ni malformaciones en el feto.

La mujer VIH+ debe usar preservativo durante todo el embarazo para evitar posibles reinfecciones por parte de su pareja sexual y para no exponerse a otras ETS, que pueden afectar también al bebé. La lactancia está contraindicada en las madres VIH+.

El seguimiento de la mujer embarazada VIH+ requiere de ciertas recomendaciones adicionales, que incluyen evitar las pruebas invasoras como la amniocentesis (para estudiar el líquido amniótico), el análisis de sangre del cordón umbilical o las muestras de placenta.

Tanto el parto vaginal como la cesárea tienen sus riesgos y beneficios: la decisión de optar por uno u otro está sujeto a la opinión médica y la elección personal, que depende de la situación clínica de la madre VIH+. La forma más segura de dar a luz, es la que exponga menos tiempo al bebé con los fluidos y sangre de la madre.

Si la madre cumple con las recomendaciones durante el embarazo y se toman las debidas precauciones, el parto vaginal es una opción válida en la mayor parte del mundo. Se recomienda que el parto no se demore más de cuatro horas luego de la rotura de la bolsa amniótica, si se elige esta vía para que nazca el bebé.

En la cesárea electiva, se decide el momento del parto: no se espera a que éste empiece de forma natural, para evitar la rotura de las membranas, y así disminuir el contacto del bebé con sangre y secreciones de la madre. Como la cesárea es una intervención quirúrgica, implica riesgos tales como el sangrado, infecciones y otras complicaciones.

Si se logra un mayor y mejor acceso a la atención médica prenatal para todas las mujeres, algún día se alcanzará la meta de que no nazca ningún niño con VIH en nuestro país.

Dra. Patricia Patterson, MN. 84.274
Especialista en Enfermedades Infecciosas, miembro del equipo de Investigaciones Clínicas de la Fundación Huésped
Tel: +54-11-4981-7777 (Ext. 114) Fax: +54-11-4982-4024

Nota publicada en la revista Madrehayunasola! Edición Nº26 Diciembre-Enero 2011-2012
http://www.madrehayunasola.com/


4 de febrero de 2012

6 de febrero: Día Mundial contra la Mutilación Genital Femenina

MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA
Una cuestión de derechos humanos. 

La mutilación genital femenina es una cuestión que preocupa a las mujeres y a los hombres que creen en la igualdad, la dignidad y la justicia para todos los seres humanos, sin distinción de sexo, raza, religión o identidad étnica. No debe considerarse como el problema de un grupo o cultura determinados, ya sea africano, musulmán o cristiano. La mutilación genital femenina se practica en muchas culturas. Representa una tragedia humana y no debe utilizarse para enfrentar a africanos contra no africanos, a unos grupos religiosos contra otros, ni a mujeres contra hombres.

Nahid Toubia, Llamamiento a la Acción Mundial



El 6 de febrero es el Día Mundial contra la Mutilación Genital Femenina, una actividad que se realiza desde hace siglos en África y Asia principalmente, pero también hay reportes de su práctica en países industrializados.

La mutilación genital femenina es el término que se utiliza para referirse a la extirpación parcial o total de los órganos genitales femeninos. Su forma más severa es la infibulación o circuncisión faraónica, que consiste en la extirpación total o parcial del clítoris (clitoridectomía) y la escisión de los labios mayores y menores para facilitar la sutura vaginal con la cicatrización. Sólo se deja una pequeña abertura para permitir el paso de la orina y del flujo menstrual.
Un 15% de todas las mutilaciones que se practican en África son infibulaciones. En el 85% restante se realizan clitoridectomías o excisiones. Un procedimiento menos extremo consiste en la ablación del prepucio del clítoris.

En algunos lugares se celebra sólo una ceremonia tradicional, sin la mutilación de los genitales. Este ritual puede consistir en empuñar un cuchillo junto a los genitales, pinchar el clítoris, cortar algo de vello púbico o realizar una ligera escarificación en la zona genital o en la parte superior de los muslos.

El tipo de mutilación, la edad y la manera en que se practica la mutilación genital varían conforme a diversos factores étnicos, regionales, urbanos o rurales y socioeconómicos. La edad de la víctima puede variar desde el nacimiento hasta el primer embarazo, pero habitualmente se practica entre los cuatro y los ocho años.

Habitualmente esta práctica se realiza en grupo, pero también puede realizarse individualmente, en el domicilio de la niña o en el de algún pariente o vecino, en un centro de salud, al aire libre.
La persona que practica la mutilación puede ser una anciana, una partera o una curandera tradicional, un barbero o una comadrona o un médico calificado.

Se usa anestésico local en el mejor de los casos. Otras veces se le pide a la niña que se siente en agua fría para entumecer la zona y reducir la probabilidad de sangrado, pero lo más frecuente es que no se tome ninguna medida para reducir el dolor. La niña es inmovilizada, generalmente por ancianas, con las piernas abiertas. La mutilación se lleva a cabo utilizando un cristal roto, la tapa de una lata, unas tijeras, la hoja de una navaja u otro instrumento cortante. Cuando se trata de una infibulación, se utilizan espinas o puntos para unir ambas partes de los labios mayores, y las piernas pueden permanecer atadas hasta 40 días. A veces se aplican polvos antisépticos, o bien, con mayor frecuencia, ungüentos que contienen hierbas, leche, huevos, ceniza o estiércol y que se consideran cicatrizantes.

Es posible que a la niña la lleven a un lugar especial para que se recupere, si la mutilación se practicó como parte de una ceremonia de iniciación, donde se imparten enseñanzas tradicionales. En el caso de las niñas muy ricas, es posible que la mutilación la practique un médico calificado en un hospital utilizando anestesia local o general.

 
Durante la mutilación, generalmente sólo se admite la presencia de mujeres.

Unos 135 millones de niñas y mujeres de todo el mundo han sufrido la mutilación genital, y cada año dos millones corren el riesgo de sufrirla (unas 6.000 al día). En África se lleva a cabo de forma generalizada y es una práctica común en algunos países de Oriente Medio. También se produce, sobre todo en comunidades de inmigrantes, en zonas de Asia y el Pacífico, América del Norte, Latinoamérica y Europa. En aquellos países industrializados donde esta práctica está prohibida, las niñas son operadas de forma clandestina por médicos de sus propias comunidades, o las hacen viajar a su país de origen para practicarles la mutilación.

La mutilación genital puede provocar la muerte. En el momento en que se lleva a cabo, pueden presentarse dolores, shock, hemorragias y daños en los órganos que rodean el clítoris y los labios. Posteriormente, puede producirse retención de orina y desarrollarse infecciones graves. La utilización del mismo instrumental en varias muchachas, sin esterilizarlo, puede provocar la propagación del VIH en aquellas regiones donde su prevalencia es muy alta, como en África. Con mayor frecuencia ocurren infecciones crónicas, hemorragias intermitentes, abscesos, mucho malestar y dolor extremo.

La infibulación puede tener efectos a largo plazo aún más graves: infecciones crónicas del tracto urinario, cálculos en la vejiga, trastornos en la uretra, alteraciones renales, infecciones del tracto genital por obstrucción del flujo menstrual, infecciones en la pelvis e infertilidad, tejido cicatrizal excesivo, cicatriz prominente e irregular que se agranda progresivamente (queloide) y quistes dermoides.

El primer acto sexual sólo puede realizarse después de la dilatación gradual y dolorosa de la
abertura que ha quedado tras la mutilación. En algunos casos, es necesario practicar una incisión previa. Las mujeres sufren graves heridas a causa de incisiones mal realizadas. Otro problema adicional que ocasionan todos los tipos de mutilación genital femenina es que la herida crónica que se produce en la zona genital aumenta el riesgo de la transmisión del VIH durante el contacto sexual.

La mutilación genital puede hacer que el primer acto sexual sea una terrible experiencia para las mujeres. Puede ser extremadamente dolorosa e incluso peligrosa si a la mujer se le debe practicar una incisión previamente. Y aunque esta experiencia no sea dolorosa, la ausencia del clítoris suele disminuir el placer sexual.

En el parto, el tejido cicatrizal de las mujeres que han sufrido la excisión puede desgarrarse. A las mujeres sometidas a la infibulación, cuyos genitales apenas disponen de abertura, es necesario practicarles un corte para permitir la salida del niño. Si no hay nadie asistiendo al parto, es posible que se produzcan desgarros perineales y la obstrucción del parto. Tras el alumbramiento, a menudo a las mujeres se les vuelve a practicar la infibulación para que queden "estrechas" para sus maridos. Las constantes incisiones y suturas de los genitales de una mujer con cada nacimiento pueden provocar la formación de un importante tejido cicatrizal en la zona de los genitales.

Los efectos psicológicos de la mutilación genital femenina son más difíciles de investigar que los físicos. Los testimonios de mujeres mutiladas revelan los sentimientos de ansiedad, terror, humillación y traición ligados a esta práctica. Sin embargo, una mujer que no se someta a la mutilación genital sufrirá posiblemente problemas psicológicos a causa del rechazo social.

La costumbre y la tradición son las razones que suelen explicar la mutilación genital femenina. La mutilación genital femenina define quién pertenece al grupo. Esto es más evidente cuando la mutilación se lleva a cabo como parte de la iniciación a la edad adulta.

Muchas personas que pertenecen a comunidades rurales tradicionales consideran que la mutilación genital femenina es un hábito tan normal que no pueden imaginarse a una mujer que no haya sido sometida a la mutilación. Otros dicen que sólo las marginadas o las extranjeras no están mutiladas genitalmente. En una sociedad que practica la mutilación genital femenina, una niña no puede considerarse adulta a menos que se haya sometido a esta práctica.

A menudo la mutilación genital femenina se estima necesaria para que una niña sea plenamente considerada como mujer, y la práctica marca la diferenciación de sexos en lo que atañe a sus futuros papeles en la vida y en el matrimonio. Se cree que la ablación del clítoris y de los labios -que algunos consideran las "partes masculinas" del cuerpo de la mujer- incrementa la feminidad, término que a menudo es sinónimo de docilidad y obediencia. Es posible que el trauma de la mutilación tenga este efecto en la personalidad de una niña. Si la mutilación forma parte de un rito iniciático, entonces va acompañada de enseñanzas explícitas sobre el papel de la mujer en su sociedad.
Una mujer no circuncidada es humillada por su esposo.

La circuncisión "hace limpias" a las mujeres, fomenta su virginidad y castidad y protege a las
muchachas jóvenes de la frustración sexual al atenuar su apetito sexual.
Algunos grupos creen que el clítoris de la mujer es peligroso y que si toca el pene del hombre, éste morirá. Otros creen que si la cabeza del niño toca el clítoris durante el parto, el niño morirá.

En muchas sociedades, una razón importante que se esgrime en favor de la mutilación genital femenina es la creencia de que mitiga el deseo sexual de la mujer y, por lo tanto, reduce las posibilidades de que haya relaciones sexuales fuera del matrimonio. Se pone en duda la capacidad de las mujeres no mutiladas de ser fieles por propia voluntad. En muchas sociedades que practican la mutilación genital femenina es extremadamente difícil, si no imposible, que una mujer se case si no se ha sometido a la mutilación. En el caso de la infibulación, a la mujer la "cosen" y la "abren" sólo para su esposo. Las sociedades que practican la infibulación son marcadamente patriarcales. Es de importancia vital impedir que la mujer tenga contactos sexuales "ilegítimos" y protegerlas de relaciones sexuales no deseadas, pues se considera que de ello depende el honor de toda la familia. Sin embargo, la infibulación no constituye una garantía contra las relaciones sexuales "ilegítimas", ya que es posible "abrir" y "cerrar" de nuevo a la mujer.


En algunas sociedades que practican la mutilación genital femenina, a las mujeres no mutiladas se las considera poco limpias y no se les permite manipular alimentos ni agua

La práctica de la mutilación genital femenina es anterior al islam y no es habitual entre la mayoría de los musulmanes, pero ha adquirido una dimensión religiosa. Allí donde es practicada por musulmanes, a menudo se invoca la religión como una de sus razones. Muchos de los que se oponen a la mutilación niegan que haya relación alguna entre su práctica y la religión, pero los líderes islámicos no se muestran unánimes al respecto. El Corán no contiene ningún llamamiento en favor de la mutilación genital femenina, pero algunos hadiz (proverbios atribuidos al profeta Mahoma) se refieren a ella. Así por ejemplo, en respuesta a una pregunta que le formuló Um Attiyah (practicante de la mutilación genital femenina), el Profeta dijo: "Reduce pero no destruyas".


Fuente:
Índice AI: ACT 77/06/97/s: https://doc.es.amnesty.org/cgi-bin/ai/BRSCGI/La%20mutilaci%C3%B3n%20genital%20femenina%20y%20los%20derechos%20humanos?CMD=VEROBJ&MLKOB=25408923434