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Tapa del Diario Clarín (segunda edición) del viernes 2 de abril de 1982, con la noticia del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas. |
Hoy los argentinos
recordamos a los 649 caídos en la guerra por la soberanía de las Islas
Malvinas. Conmemoramos 30 años de aquel conflicto bélico contra los ingleses,
donde tantos jóvenes perdieron su vida, por defender a la patria.
Para entender un poco qué significó esta guerra, voy a
transcribir algunos párrafos (con énfasis puesto por mí en negrita) de las
notas publicadas en agepeba (Agencia
Periodística de Buenos Aires): Los desastres
(y los astros) de la Guerra-Parte I y II, por el escritor y director del Instituto
de las Islas Malvinas “Padre Mario Migone”, Marcelo
Vernet.
Recomiendo leer las notas completas en:
“Se
califica muchas veces al conflicto bélico de Malvinas como una “guerra
absurda”. Lo primero que cabe señalar es que, en estricto sentido, todas las
guerras lo son. La guerra, además de ser “la política por otros medios”, es la
explícita renuncia a la razón humana. Dos bandos en pugna que no acuerdan,
llegan al tácito acuerdo de establecer un curioso mecanismo para dirimir el
conflicto, consistente en que aquel que consiga infligir más daño y matar más
personas del bando oponente pasa a tener razón. Decir, entonces, que la guerra de Malvinas fue absurda, no dice nada
que nos sirva para entenderla o valorarla.
Hay dos circunstancias históricas…
…sobre la guerra de Malvinas:
La primera es que fue una guerra largamente
postergada. Cuando aún éramos el Virreinato del Río de la Plata se produjo
el primer encuentro de armas con Inglaterra por Malvinas. El 10 de junio de
1770 se dio el combate de Puerto Egmont o Puerto de la Cruzada. Lo de combate
es casi un eufemismo. Los ingleses dispararon unos tiros como para salvar el
honor pero, ante la superioridad de la escuadra Española, se rindieron a los
pocos minutos abandonando su enclave en la Isla Trinidad, al norte de la Gran
Malvina. El segundo conato de guerra fue
en 1833, con la usurpación inglesa de las islas. Esta vez fue la goleta
nacional Sarandí, al mando del capitán Pinedo, la que se rindió sin disparar un
tiro, y los ingleses ocuparon Puerto Soledad. Ciento cuarenta y nueve años más
tarde, en un trágico tiempo para nuestra Patria, el viejo combate postergado
volvió a darse, pero esta vez a sangre y fuego. Quizás empezó como una
escaramuza más, tendiente a forzar una negociación diplomática ventajosa; pero
a un mes de la recuperación de las Islas, el 2 de mayo de 1982, el hundimiento
del ARA General Belgrano, hundió toda posibilidad de una salida negociada.
Esto
nos lleva a la segunda circunstancia, no siempre aclarada. ¿Quién empezó la guerra? Sin duda Argentina realizó el primer
movimiento. Pero la guerra, es decir, la
muerte, no empezó el 2 de abril sino el 2 de mayo de 1982. Son conocidas y
valorados en nuestro corazón los esfuerzos que Belaunde Terry, el entonces
presidente del Perú, realizó para encontrar una salida negociada al conflicto.
Ese 2 de mayo, muy temprano, el embajador británico en Lima, Charles Wallace,
se reunió con Belaunde para agradecer formalmente la participación de Perú y su
propuesta de paz, y para comunicarle extraoficialmente que “lo que necesita
Inglaterra es tiempo para poder procesar esta propuesta” que ya contaba con la
aprobación del gobierno argentino y la bendición de Alexander Haig, el mediador
de EE.UU. No hubo tiempo. Los documentos desclasificados revelan que ese 2 de mayo, Margaret Thatcher, reunida
con su gabinete de guerra en la residencia campestre de Checkers, daba la orden
al submarino nuclear Conqueror de hundir al Belgrano. Con 323 marinos
argentinos muertos ya no había retorno.
Existen
otras dos circunstancias que ya implican una valoración.
El inicio de la guerra de las Malvinas significó,
para nuestro país, el fin de la Tercera Guerra Mundial en la que la tenebrosa
dictadura militar argentina estaba empeñada y que ya se había cobrado más de
30.000 muertes. La teoría de las “fronteras ideológicas” hacía que
una casa de las afueras de La Plata quedara detrás de las líneas enemigas y
pudieran ser aniquilados sus habitantes.
Sin duda el gobierno de la Junta Militar actuó con
irresponsabilidad criminal y ceguera geopolítica al decidir utilizar la causa
de Malvinas como salida a la encerrona de su impopularidad, de la insostenible
situación económica y la creciente turbulencia social que ya amenazaba su
continuidad. Necesitaba protagonizar una épica, una gesta, y la encontró en
Malvinas. Justamente porque la reivindicación de nuestra soberanía era
sentida por todo el pueblo y atravesaba nuestra historia entera. Un gobierno
ilegítimo y genocida tomó la decisión, pero no fue la guerra de un gobierno.
Fue la guerra de una nación y fueron los hijos del pueblo los que marcharon al
campo de batalla. Absurda como todas las guerras, impulsada por motivos
espurios, fue una guerra cargada de sentido nacional, popular y
antiimperialista.
Desde
esta concepción ensayemos una valoración que supere la calificación de “guerra
absurda” buscando su sentido profundo, más allá de las borracheras del general
Galtieri.
¿Qué nos dejó la guerra además de muerte, dolor y
frustración? A 30 años de los sucesos, debemos contarnos la guerra pasando
revista, también, a sus sentidos. Se lo debemos a los que dejaron su vida en
los combates o en las duras batallas con la soledad que vinieron después. Nos
lo debemos como pueblo que desde su historia construye su destino. Nada
podremos construir desde un absurdo.
Sólo
le pido a Dios
En
Washington, el 26 de abril de 1982, resonó un encendido discurso anti
imperialista en el recinto de la OEA. El orador… …Nicanor Costa Méndez,
ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la más occidental y sangrienta
dictadura padecida por nuestro país… …, conocido abogado de grandes empresas
multinacionales con sede en Argentina, admirador de la puntualidad inglesa, defensor
a ultranza del encuadramiento argentino bajo la órbita de Estados Unidos,
confeso y devoto “anticomunista” y antiperonista practicante, que ya había sido
canciller del dictador Juan Carlos Onganía, de pronto vio la luz y encaminó sus
pasos hacia Cuba para participar de la reunión del Movimiento de Países No
Alineados, abrazarse con Fidel Castro y besar sus barbadas mejillas. ¿Un
milagro?
La
guerra de Malvinas hizo saltar por los aires las lógicas de nuestro
encuadramiento internacional y cambió drásticamente el panorama de las relaciones
interamericanas.
Ya algo señalamos en una nota anterior (Malvinas y la Patria inconclusa:
http://agepeba.org/site/malvinas-y-el-acabamiento-de-la-patria-inconclusa/ “Desde luego, que las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur
estén o no en ese mapa cambia drásticamente la realidad. Pero están, y su
efectiva pertenencia consolida nuestros derechos, tanto en el mar como en la
proyección antártica. Cuando se ningunea la importancia territorial del
conflicto o se opina ligeramente sobre el derecho a la autodeterminación de los
residentes británicos en Malvinas, se olvida que es la disputa territorial más
importante del planeta y que el mapa que “los deseos” ingleses pretenden
imponernos es un cercenamiento feroz de nuestro territorio. Ir hacia Malvinas
es ir a concluir la conquista del mar que, desde nuestro origen como Nación, se
nos impone como un desafío ineludible.”).
Sin
duda “hay un antes y un después de la Guerra de Malvinas en las estrategias de
agrupamiento continental y regional en América”.
…26
de abril de 1982,… …la OEA convoca a una sesión del TIAR (Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca) para intentar enmarcar el conflicto
bélico de Malvinas y buscar una salida pacífica y negociada. En particular se
pretendía hacer efectivo el Artículo 6º del Tratado que claramente estipulaba: “Si la inviolabilidad o la integridad del
territorio o la soberanía o la independencia política de cualquier Estado
Americano fueren afectadas por una agresión que no sea ataque armado, o por un
conflicto extra continental o intracontinental, o por cualquier otro hecho o
situación que pueda poner en peligro la paz de América, el Órgano de Consulta
se reunirá inmediatamente, a fin de acordar las medidas que en caso de agresión
se deben tomar en ayuda del agredido o en todo caso las que convenga tomar para
la defensa común y para el mantenimiento de la paz y la seguridad del
Continente”. Desde luego, si la paz no era posible, el Artículo 3º.1
definía que “Las Altas Partes Contratantes convienen en que un ataque armado
por parte de cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como
un ataque contra todos los Estados Americanos, y en consecuencia, cada una de
dichas Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque”.
Pretender que el TIAR, un tratado concebido por
Estados Unidos como parte de su estrategia de “Guerra Fría” y que hasta
entonces sólo había servido para justificar sus atropellos en la región, se
esgrimiera contra la OTAN, era como ordeñar un ladrillo.
…la
guerra de Malvinas desnudó todo de una manera tan inapelable que ya no hubo
vuelta atrás. Todos los agrupamientos regionales constituidos por fuera de la
OEA y sin la participación de Estados Unidos, desde el Grupo Contadora hasta la
UNASUR, son posteriores a la Guerra de Malvinas. El fracaso de Estados Unidos en su pretensión de imponer el ALCA en la
región, entre tantas razones, no es ajeno a la experiencia histórica de la
Guerra de Malvinas, al balbuceante discurso que Alexander Haig, el “mediador”
de Estados Unidos en el conflicto, pronunció en la OEA ese 26 de abril de 1982,
a la abstención estadounidense en la votación de la Asamblea, a la que sólo
pudo arrastrar a Colombia, Trinidad-Tobago y Chile.
Hasta 1982, la OEA no se había pronunciado sobre la
soberanía argentina en las Malvinas. Hoy, no sólo la OEA, sino todos los países
de la región y todos los Foros regionales se han manifestado explícitamente a
favor de la posición argentina y condenado la pretensión colonialista inglesa.
El
costo fue muy alto. Nada justifica los desastres de la guerra. Pero que ésta
sea una de las estrellitas que ilumine la negra noche de la guerra, y cargue de
sentido el absurdo de la muerte de un pibe del Regimiento 12 que aún sonríe en
las fotos de las revistas saludando a su madre antes de entrar en la batalla de
Darwin.
Sólo
le pido a Dios que su muerte no nos sea indiferente.
… …
Miradas
“La
América Latina vuelve sus ojos hacia la Argentina, en la creencia de que la
Argentina también mira hacia América Latina”, señaló el entonces ministro de
Relaciones Exteriores de Panamá, Ing. Juan José Amado III, en la Vigésima
Reunión de Consulta de ministros de Relaciones Exteriores de la OEA del 26 de
abril de 1982. La afirmación implicaba
un reproche y una esperanza. Ya señalamos que la guerra de Malvinas hizo
saltar por los aires las lógicas de nuestro encuadramiento internacional. ¿Resonó también en nuestra conciencia la
adormecida identidad sudamericana? ¿Miramos hacia América Latina? ¿Se cruzaron
nuestras miradas, en ese momento crítico de la guerra, reconociéndonos como
hermanos?
… …
Algo de paz
El 16 de mayo de 1982, dos pibes avanzan por la Avenida
Libertador hacia el Club Obras. Oscurece temprano y hace frío. Uno lleva en la
mano un pulóver jaspeado que tejió su hermana. El otro unos guantes de lana y
una bufanda. La mamá estuvo dándole a las agujas dos días seguidos. Son sus entradas para el Festival de la
Solidaridad Latinoamericana.
No importan ahora los tejes y manejes de la Dictadura. Después que el COMFER derrotara en todas
las radios a los Beatles y los Rollings, descubrieron las bondades del “rock
nacional”. Los pibes van a escuchar al Flaco Spinetta, a León, a Pappo. Y a
mandar ropa de abrigo para los pibes que están en Malvinas. Si es hecha en casa
y no comprada, vale más.
Las crónicas hablan de 70.000 pibes y 50 camiones del Ejército
cargados de ropa, cigarrillos, chocolates, latas de leche condensada. El Canal
9 y las Radio Rivadavia y Del Plata transmitieron en directo todo el festival.
La revista Pelo le dedica una edición especial: “La música de rock argentina, a
través de su historia, supo sobrellevar y sobrevivir a los embates de las
crisis económicas y los eventuales intentos de marginación de los sectores
oscurantistas que siempre aparecen en toda estructura social”, arranca la
crónica. Todos creen que, eventualmente, hacen referencia al gobierno de la
dictadura que organiza el festival. Raúl Porchetto, el Flaco Spinetta y Cantilo
se encargan de remarcar que es un acto de la juventud a favor de la paz y en
apoyo a los colimbas que están en el frente.
“Esta es la gente del futuro, y este presente tan, tan duro / es el material
con que edificaremos un mañana total” cantan Pedro y Pablo y todos corean como
un himno: “El grito de un hombre, se pierde entre mil / y nacen los jóvenes del
año 2000”. La crónica de “Pelo” destaca que “allí, en esa multitud
solidaria se encontraba la “gente del futuro”, los que conforman las nuevas
generaciones que surcarán el destino de este país”. Y lo surcaron. Apenas comenzado el futuro, el 20 de
diciembre de 2001, tal vez muchos de los que coreaban la canción de Pedro y
Pablo se vieron envueltos en otra batalla que duró dos días en calles y plazas
de todo el país, con 39 muertos entre los que se encontraban 14 pibes con menos
de 21 años.
Pero ahora, domingo 16 de mayo de 1982, dos amigos bajan por la
Avenida Libertador con las manos en los bolsillos. Van cantando “Algo de paz”,
el tema de Raúl Porchetto con que cerró el festival y pensando quién ligará el
pulóver jaspeado, blanco y celeste, que quedó tan bien.
¿Estará tarareando “Algo de paz” Martín Raninqueo en las alturas
del Monte Wireless Ridge ese 16 de mayo de 1982? Ya entonces era buen cantor.
Con sus compañeros del Regimiento 7 de La Plata, le tocó la primera y más
importante línea defensiva del avance inglés. Desde el 1º de mayo vienen
soportando fuego naval y aéreo en forma continua. ¿Habrá domingo para los
bombardeos? Esa noche tiene 19, 20 años, como los pibes del Festival de Obras
que terminaron cantando “Algo de paz”. Él
no sabe que le mandaron un pulóver y siente frío.
Martín hoy anda por los 50. Vive y canta en La Plata, mi ciudad.
Yo lo escucho. Y no puedo recordar qué estaba haciendo la noche del domingo 16
de mayo de 1982. Tal vez durmiendo a mi hija en brazos, tal vez cantándole con
mi voz destemplada, el televisor bajito con Malvinas. La guerra bajito para que
mi hija se duerma. Hoy Martín canta su “Vidalita de luz y sombra”. Yo lo
escucho: “Robo luz de la hierba, / no podrán requisarla / aquí en este equipaje
/ cuando vuelva a casa. / Y las sombras de mis muertos / que llevo dentro de mi
alma”. Y no sé si podré pagar la deuda que pesa en mi corazón. ¿Cuántas guerras
en una sola noche?
Verdades
Nos vimos
envueltos en la guerra por la acción de una dictadura ilegal y genocida que
actuó con irresponsabilidad criminal y ceguera geopolítica. Pero no es un
episodio más del “terrorismo de estado”. Impulsada por motivos espurios, fue una
guerra cargada de sentido nacional, popular y antiimperialista. Perturbó el
camino de la negociación diplomática pero, por sus contradicciones, fue un
punto de inflexión que favoreció los agrupamientos regionales sin la
intromisión y el tutelaje de los Estados Unidos. Nos reencontró, en la
experiencia límite de la guerra, con nuestra pertenencia sudamericana y
latinoamericana. Desde esta revelación, desde esta emoción fundante, fuimos y
venimos, para afianzarnos en esta pertenencia, cada vez más cargados de
razones. Como señala Rosana Guber, debemos animarnos a “comprender el evento
desde los diversos puntos de vista que lo atravesaron” y respetar las distintas
maneras en que la guerra nos atravesó.
No es ya un problema de estrategia a futuro. Hemos consolidado
como pueblo un consenso firme, y es Ley Fundamental de la Nación en su Clausula
Transitoria Primera, que el camino para reclamar y conseguir nuestro derecho a
la soberanía será “conforme a los principios del derecho internacional”. El
tema es cómo damos cuenta de la guerra, cómo la asumimos como parte
insoslayable de nuestra historia. Cómo la vamos entendiendo y valorando, en su
complejidad. Desastre y estrella. Luz y sombra como la vidalita de Martín
Raninqueo.
La verdad
de la Guerra de Malvinas no es un a priori, una verdad dada y absoluta. La
verdad la vamos construyendo, la vamos inventando. Viento de la historia cargado
de sentido, cargado de voces y preguntas que nos interpela y nos empuja.
Debo ser sincero, hay un solo relato que me resisto a considerar
en esta construcción y, lamentablemente, fue muy repetido en la posguerra. Es
el que afirma que le debemos nuestra democracia a la Royal Navy. Es una infamia
que me parece inaceptable. Y de esto puedo opinar con más autoridad porque sí
participé, junto a mi generación, de esta batalla.”
http://youtu.be/-kvGal7oCnY
Este es un documental que dura casi 50 minutos, que realizó el periodista Román Lejtman cuando se cumplieron 25 años del desembarco en las islas, en el 2007. Incluye testimonios de excombatientes de Malvinas y sus familiares, ex pilotos deMalvinas y periodistas. También hay declaraciones de Raúl Alfonsín, Mohamed Seineldín y Eduardo Roca el ex embajador de la ONU. Se muestran discursos de Leopoldo Galtieri: "Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla", imágenes de Margaret Thatcher, Alexander Haig, Astiz cuando hace la entrega, el ex presidente peruano Belaúnde Terry como mediador del conflicto, la propaganda en los medios diciendo que se estaba ganando la guerra... Explica los diferentes intereses en el conflicto, incluidos los países que no apoyaron a la Argentina en esta desafortunada guerra, como Chile, Colombia y un país del Caribe (Trinidad & Tobago). Lo único positivo que dejó esta guerra es que aceleró los tiempos para que se instaure la democracia en Argentina, al año siguiente, en 1983. Lo malo de esta guerra fue que los soldados en las islas fueron des tratados, mal informados y maltratados, pero lo peor lo hizo el país cuando volvieron: los soldados fueron des tratados, mal informados, ninguneados y olvidados por una sociedad que les dio la espalda. Tal vez ahora después de tantos años comiencen a ser vistos y honrados como lo que fueron y son: unos héroes.